Amor Amores...

Enrique Faúndez, en una escena de “Amor Amores”

Fotografía: José Luis Valdivia


El pasado 26 de Junio en el Teatro de la Universidad de Chile, concluyó la segunda temporada oficial del Ballet Nacional Chileno para lo que va corrido del año. En esta ocasión “Amor Amores”, creación coreográfica del director de la compañía, el rumano-francés Gigi Caciuleanu; inspirándose en interesantes valores nacionales de la música, la poesía y la pintura. La obra planteada por el artista, fue concebida especialmente para nuestro Bicentenario.


Una treintena de cuadros coreográficos, que tienen como centro gravitacional el concepto del amor, es lo que expone Gigi Caciuleanu en su reciente y último montaje. Las variaciones coreográficas en sí, con un buen contenido estético-plástico plasmadas en dúos, tríos, cuartetos y grupo, muestran ingeniosas estructuras, evoluciones y resoluciones desde el aspecto técnico del movimiento y del espacio; no obstante, la esencia como concepto del amor, solamente la vemos limitada a una actitud relacional obvia entre los participantes y a veces ambigua, más allá de un sólido patrón conceptual.


La suma de los aportes individuales de cada creador citado a esta nueva propuesta del coreógrafo (Luis Advis, Óscar Hahn, Hugo Marín y demases), no tiene el efecto multiplicador deseado; muy por el contrario, las disciplinas, creadores e intérpretes involucrados, tienen su propio valor distinguiéndose como tales en ausencia de una esencia amalgamada... ¡un intento válido con resultado volátil y evaporado!.


Ajeno apreciamos el estímulo sonoro en cuanto a los principios dinámico y agógico implícito en toda partita musical y la competencia del compositor (referimos en este punto específicamente a los Preludios), existiendo un mayor compromiso a través del verso y la rítmica conforme a la poesía de Óscar Hahn. Por otra parte, la elección de un registro baritonal, más que la voz tenorina del actor Íñigo Urrutia (quien modula y frasea correctamente), otorgaría una atmósfera de mayor profundad e intimidad a la interpretación y declamación poética. Es igualmente necesario, diferenciar y ahondar la composición coreográfica en los diversos aspectos del amor para visualizar una panorámica ampliada; tales como el amor Ágape, Eros, Filio, Storge, Manía, Pragma y Ludus; solo por citar algunos. Sin duda, ello habría dado cuenta de la semántica y universalidad de la palabra amor.

Como hemos referido en notas pasadas, los artistas del Ballet Nacional se imponen por el profesionalismo y excelencia que les caracteriza. Rita Rossi, Enrique Faúndez y Valentín Keller notoriamente destacados por su compromiso escénico, amén de los ya probados Carola Alvear, Jorge Carreño, Kana Nakao, Carolina Bravo y Vivian Romo.

Para concluir, decir que esperamos verdaderamente expectantes el nuevo montaje de la temporada 2010 del Ballet Nacional Chileno, el cual sin dudas traerá consigo aires frescos y renovados; como así también, necesarios y nuevos desafíos para el crecimiento de nuestros bailarines de Plaza Italia.

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